La ansiedad o los trastornos que se crean a partir de ella son fácilmente confundibles con otros estados como la depresión o las situaciones de estrés. No obstante, para hablar con propiedad y saber a qué nos estamos enfrentando, es esencial hacer las distinciones siguientes.
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¿Qué diferencia hay entre la ansiedad y el estrés?
Como podemos leer en el resto de páginas de esta web, la ansiedad en su estado más permanente en el tiempo puede ser un trastorno que se asocia con el miedo o temor a situaciones peligrosas. Se desarrolla de tal forma que el individuo cree que algunos hechos de su entorno, que normalmente son comunes, pueden provocar un riesgo extremo en su persona.
Es la anticipación, el miedo a lo desconocido y las experiencias negativas ya vividas lo que pueden determinar el trastorno de ansiedad y crear una enfermedad crónica en la persona afectada.
Por su parte, el estrés es un sentimiento de tensión emocional o física que se desencadena a partir de cualquier situación de frustración para el individuo. Como en el caso de la ansiedad, a veces la obsesión es tal que, cualquier situación que en otro momento pudiera ser considerada común, para esa persona supone un sentimiento de nerviosismo y estrés considerable.
Se puede asociar también a la ansiedad en tanto que en pequeñas dosis es positivo para el organismo, como reacción natural de éste que es, porque consigue poner en atención y activación todo el cuerpo y prevenirlo de una situación compleja. No obstante, el peligro de ambos conceptos llega cuando se mantiene en el tiempo y no se dispersa tras dejar atrás esas situaciones de riesgo. Ello puede llegar a afectar, de forma grave, a la salud de la persona con este trastorno.
Establecido todo lo anterior, la realidad es que en la diferencia entre la ansiedad y el estrés no hay sólo una respuesta y suele ser complicado llegar a un mismo consenso entre todos los especialistas.
Una de las conclusiones más aceptadas es que esas situaciones estresantes para una persona (carga de trabajo, problemas familiares, etc) hacen que se produzca un trastorno de ansiedad. Dicho de otra forma, podemos decir que estrés y ansiedad son partes de lo mismo: el estrés se produce en situaciones complejas y el exceso de ese estrés conlleva la aparición de un trastorno de ansiedad generalizado. Así, la ansiedad sería el estrés que se mantiene cuando la situación ya no es de riesgo para nadie.
Esa es una de las conclusiones más conocidas dado que establecer otras diferencias suele ser difícil. No obstante, lo mejor es que acudas, en cualquier caso, a los profesionales médicos para que adapten el tratamiento a tus propios síntomas, sin necesidad de establecer una diferenciación clara entre estrés y ansiedad. Es importante conocer las causas y el origen de la problemática, pero no tanto el nombre del trastorno.
Síntomas del estrés y la ansiedad
Los síntomas del estrés y la ansiedad son muy similares dado el origen común que pueden tener. En concreto, podemos hablar de palpitaciones, mareos, falta de aire o dificultad para respirar con normalidad.
No obstante, los síntomas son diferentes según la persona que los sufre y el origen del trastorno. A pesar de ello, podemos delimitar ciertas fases en las que se dan unos u otros síntomas.
En un inicio, los síntomas que podemos observar como consecuencia del estrés son: presión arterial alta, diabetes, obesidad, insuficiencia cardíaca, depresión, problemas cutáneos de tipo acné o cambios en el metabolismo y los ciclos menstruales.
Si el problema se ha ido agravando es muy posible que esos síntomas también lo hayan hecho y, además, parezcan otros nuevos como los siguientes: diarrea o estreñimiento acentuado, pérdida de memoria, cefaleas y migrañas, falta de energía, poca concentración, problemas sexuales, problemas gastrointestinales de todo tipo, descontrol en el peso, mandíbula y cuello rígidos, cansancio excesivo, insomnio, etc. Además, uno de los resultados más frecuentes es la toma de alcohol, drogas o medicación no recetada para aliviar estos síntomas cuando realmente sólo consiguen potenciarlos.
¿Cómo curar el estrés y la ansiedad?
Una de las formas más usuales y que en los últimos tiempos mejor resultado está dando son los ejercicios de meditación, relajación o respiración en los que el individuo aprender a controlar sus estímulos nerviosos. No se trata de un tratamiento como tal, pero sí se utilizada como método preventivo y con carácter complementario a otros tratamientos con fármacos.
Sirve para combatir y aliviar el estrés y ansiedad de nuestro día a día y evitar que se descontrole. Por suerte, existe mucha información en Internet sobre la meditación y las técnicas de relajación asociadas para poder realizar esos ejercicios desde hoy mismo.
Además de ello, es imprescindible acudir al médico o a un especialista avalado si la persona se encuentra en una de estas situaciones: tiene sensaciones de pánico, sufre vértigos sin motivo, la respiración y el ritmo cardíaco se descontrolan con frecuencia, incapacidad para concentrarse en el trabajo o en las tareas diarias, sensación constante de miedo o recuerdos constantes de algún hecho traumático que se haya sufrido.
No quiere decir que todo lo anterior sean señales inequívocas de sufrir un trastorno de ansiedad. De hecho, son síntomas bastante generales que pueden darse en cientos de trastornos y enfermedades, pero sí se trata de alertas que debemos tener en cuenta y poner solución cuanto antes.
No debemos tener miedo de lo que nos puedan diagnosticar o recetar, así como tampoco tener reparos a la hora de consultar con un especialista en salud mental o psicología. Lo importante es que los trastornos no se desarrollen y causen problemas de salud crónicos y muy difíciles de tratar.
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Referencias: